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Theres a dream that i've been chasing want so badly for it to be reality and when you hold my hand then i understand that its meant to be...

viernes, 12 de noviembre de 2010

FIRST DANCE - Capitulo 22

FIRST DANCE - Capitulo 22



Me miró igualmente pero sorprendido y finalmente sonrió nerviosamente.

- Yo… solo vine a ver como seguías – respondió a pesar de que yo no le había pedido explicación. Asentí con la cabeza y me acomodé en la cama para quedar un poco más erguida.

- Estoy bien -  respondí luego de un rato.

- Fate lo siento – masculló, lo miré confundida, estaba sentado con la mirada al suelo, tenía sus codos apoyado sobre sus piernas y sus manos seguían jugando entre ellas nerviosas.

- ¿De qué hablas? Esto no es tu culpa – traté, por alguna razón, de hacerlo sentir bien – Creo que ni siquiera es mi culpa pero bueno, estoy enferma y ya no se puede hacer nada

- No digas eso, vas a estar bien –dijo aun sin mirarme, nos quedamos en silencio durante bastante rato, no era un silencio incomodo, más bien, me agradaba poder estar junto a el sin tener que estar obligaba a decir algo.

Me puse a pensar en cómo había entrado ya que las horas de visitas se habían acabado hace mucho, lo miraba de vez en cuando mientras el no me veía, cuando el volteaba a mirarme yo giraba la vista nuevamente hacia el gran ventanal. Me gustaba mucho, me recordaba a mi casa, el 2do piso de esta estaba llena de ventanales y cuando era pequeña me encantaba mirar por ahí hacia afuera aun que nunca hubiese nadie ya que vivíamos lejos de la ciudad y lo único que se veía eran árboles, algunas casas cercanas y a lo lejos las pequeñas luces de la ciudad. Extrañaba mi casa pero sabía que aun no podía irme de Canadá sin arreglar antes las cosas.

- Te traje un regalo – dijo de pronto haciendo desaparecer mi nube de pensamiento, lo miré confundida mientras él trataba de sacar algo de su bolsillo.

- No tenias por qué comprarme algo – dije mirando hacia otro lado

- No lo compré – dijo entre risas, desvié la vista hacia él – Esto era mío – agregó cuando por fin logró sacarlo de su bolsillo, tomo mi mano delicadamente haciéndome sentir escalofríos, los latidos de mi corazón se aceleraban cuando él estaba conmigo y eso no era algo que solo yo podía notar ya que la maldita maquina que monitoreaba mis latidos me acusaba deliberadamente con un pitido ruidoso. Él lo ignoró sonriendo con los labios juntos sin dejar de hacer lo que hacía.

- ¿Qué tal? – preguntó sin ocultar la evidente felicidad de su rostro. Cuando se alejo un poco me propuse a mirar mi mano siguiendo la vista hasta mi  muñeca en la cual había dejado una linda pulsera, levanté mi mano para verla de cerca, era una linda cadena plateada donde en uno de los extremos colgaba una pequeña cruz del mismo color.

- Wow… Gracias – dije sin quitar mi mirada de admiración frente al obsequio – Enserio no tenías que regalármela... era tuya… - alcancé a decir antes de que me interrumpiera

- No fue nada enserio… Espero que esto te ayude y te de fuerza – trató de sonreír, una lagrima resbaló por mi mejilla haciendo que nazca la desesperación en él - ¿Qué te pasa? – preguntó asustado acercándose un poco más

- Tengo miedo – dije entre sollozos tratando de que las palabras salieran claras de mi boca, el por su parte se sentó a mi lado en la camilla, me abrazó  y entrecruzó su mano con la mía – Qué pasa si… no se...  las cosas salen mal…  ¿tendré que vivir cuidando todo lo que haga por siempre? –pregunté inquietada

- No será así, estarás bien, solo ten fe en que los resultados saldrán bien y que no comenzará a aumentar el nivel de la anemia – dijo desesperadamente – Estarás bien – me sorprendió que estuviera tan informado sobre lo que estaba pasando pero lo deje pasar cuando beso mi frente de un momento a otro, comencé a reaccionar enseguida luego de eso, en la tarde habíamos estado paliando y lo odiaba y ahora era como si nada de lo que hubiese pasado la última semana me importara.

- Justin… - mascullé y él me miró –  mira… no seguiré intentado que Vanessa me crea – se levantó de mi lado para volver a sentarse frente a mi, bueno... al menos podía agradecer esos pequeños momentos con que acababa de pasar con él – Está bien si quieras estar con ella – continué sin dejar de verlo a los ojos

- Pero yo…  - intentó decir hasta que lo interrumpí

- No quiero tener problemas con nadie, tener tantos problemas en la cabeza fue lo que me hizo caer aquí, enserio me gustaría que seamos amigos porque la verdad… no quiero que mi amiga sufra y se ve que está muy enamorada de ti – recalqué, se quedó callado ignorándome

- Deberías dejar de pensar por un rato en la felicidad de Vanessa y pensar en ti – dijo resentido levantándose de su asiento para luego
caminar hacia la puerta para irse

- Eso es lo que estoy asiendo, estoy pensando en mi ahora, eso es lo que me hará feliz y espero que lo entiendas – le dije antes de que saliera

-Está bien… si eso es lo que te hace feliz, seamos amigos – trató de sonreír aun que en el fondo sabía que no le había gustado mi idea. Finalmente salió de la habitación dejándome en la misma soledad en la cual hace unos minutos atrás había creído estar tranquila.


Me quedé pensando por unos minutos antes de quedarme dormida, pasé la noche teniendo todo tipo de pesadillas, y sueños extraños, ahora ni dormir era grato.

Cada vez me aburría más en esa maldita habitación, la única ‘diversión’ era la tele y solo hablaban de Justin, Justin, Justin.




jueves, 11 de noviembre de 2010

FIRST DANCE -Capitulo 21




Desperté totalmente desorientada, no sabía dónde estaba, miles de personas que jamás había visto en mi vida, estaban a mi alrededor  hablando entre ellas ignorándome completamente. Me quedé en silencio para observar más la situación hasta que una mujer de delantal blanco con unas notas en su mano me miró de reojo y luego volteó a mi apresuradamente.

-Ya despertó – masculló en voz baja haciendo que el resto de personas voltearan a mi – ¿Cómo te sientes linda? – dijo tiernamente

-Eh... yo – alcancé a mascullar antes de que otra mujer tocara mi frente y luego se acercara a observar mi brazo lleno de cables y una aguja enterrada en la parte media. Giré la cabeza hacia otro lado, odiaba completamente las agujas.

- Todo sigue estable, pero no podrá irse tan pronto – respondió la mujer por mí.

- ¿Qué pasó? ¿Por qué estoy aquí? – pregunté algo asustada,  obvio, dormir en mi cama y despertar en lo que parecía un hospital no era algo que hacia comúnmente.

- Tuviste una baja… un desvanecimiento – dijo acariciando mi cabello
–pero no te preocupes ya estarás bien – trató de decir calmada, luego se giró hacia otras enfermeras a hablar con ellas.

- ¿Desvanecimiento? ¿Por qué? – seguí insistiendo pero no recibí ninguna respuesta de las personas a mi alrededor.

- Hola, soy el Dr.  Russell, yo te atenderé los días que te quedes aquí – sonrió – ahora te haré unas preguntas para ver si estás consiente – asentí en silencio mientras el ojeaba unos papeles, ¿consiente? Obvio que estaba consciente, solo quería que alguien me explicara que había pasado.

- Am disculpe… - balbuceé hasta que me interrumpió

- ¿Qué edad tienes? – preguntó enseguida

- 16 – respondí

- Me dijeron que no eras de aquí, ¿Qué estás haciendo en Canadá? – sonrió dejando de lado sus notas

- Soy bailarina, trabajo en la gira de Justin Bieber – dije algo sentida, luego reaccioné – ¡La gira! – me senté en la camilla donde antes estaba recostada – Hoy es el primer concierto – dije acomplejada

-         Más bien era el primer concierto – recalcó – supongo que ya terminó, son mas de las 3 de la mañana... ahora vuelve a recostarte por favor, tienes que estar en reposo –me recosté nuevamente haciéndole caso – Bien… al parecer estás consiente de todo – dijo algo extrañado

Bien, según lo que tenía claro estaba en una clínica porque algo, que aun no me decían, me había pasado, no había asistido al concierto y tenía miedo de estar sola en ese lugar. Al lado de mi camilla había un enorme ventanal que reflejaba todas las luces de la ciudad abajo, me dediqué a mirar hacia ese lugar mientras los doctores y enfermeras seguían haciéndome pruebas.

Cuando por fin me había quedado sola volvió a entrar el mismo doctor.

- Fate, tus padres están aquí – sonrió volviendo a salir, seguramente a buscarlos.

- ¿Qué hacen aquí mis padres? – pregunté asustada, quizá había sido algo serio, no iban a viajas a Canadá por nada.

- Fate -  masculló mi padre en cuanto me vio, mi madre iba a su lado con un pañuelo en su mano y los ojos hinchados, caminaron hacia mí y mi abrazaron entre ambos.

- Ok… esto es raro – les respondí y ellos rieron

- Ah Fate, tenía tanto miedo – dijo mi Mamá volviendo a derramar lagrimas, mi papá solo me miraba preocupado.

- Ya, suficiente – los detuve – ¿Qué fue lo que pasó? – dije sería, nunca había visto a mis padres tan mal por mi y sinceramente no me agradaba verlo.

- Bueno… según lo que nos contaron, te desmayaste en la habitación – dijo entristecido

- ¿Eso fue todo? ¿Me desmayé? – dije algo molesta

- No, no – intervino mi madre – Al parecer al caer golpeaste tu cabeza… te harán unas pruebas para saber si estás bien

-Ahmmm… ¿Y por qué me desmayé? – seguía insistiendo, ellos se miraron y recién ahí comencé a prestar importancia al asunto.

- Bueno, te detectaron un caso de Anemia medio – respondió mi Papá en un extraño tono

-¿Y eso es grave? – traté de parecer calmada

- Si es que no se trata con cuidado y te cuidas lo suficiente si, puede ser grave – volvió a responder, mi madre caminó hasta un sofá en la habitación y se quedó ahí sentada durante mucho rato, mientras tanto yo hablaba con mi papá un par de cosas sin importancia.

- ¿Tendré que volver a casa? – dije con la vista gacha

- Si Fate, tu salud está muy delicada, no podrás bailar por un tiempo hasta que tu salud esté estable – respondió en un tono duro, asentí con la cabeza, mis ojos se cristalizaron, no quería irme a casa y dejar todo lo que había pasado acá.

-Está bien – respondí rendida. Luego abrieron la puerta

- Lo siento, se acabó la hora de vivitas – dijo el Dr. Russell en cuanto entró, mi padre asintió y mi madre se levantó de su asiento caminando hacia mí.

- Buenas noches cariño, descansa – dijo mi madre besando  mi mejilla.

- Estaremos mañana a primera hora para acompañarte – agregó mi papá – Te queremos – besó mi frente y salieron junto al Dr.

Esto me superaba, mis padres estaban acá, mamá había dejado sus negocios en casa y mi padre su empresa, siempre había pensado que eso era más importante que sobre todas las cosas. No podía quejarme de que mis papás no me querían, lo que pasaba era que toda mi vida pase creyendo eso y que me lo demostraran ahora era muy raro para mí.


Las horas pasaban y no podía dormirme, observaba cada cosa de la habitación, me percaté de que había una maquina que monitoreaba el palpitar de mi corazón, me quedé mirándola hasta que comenzó a darme sueño, me estaba quedando dormida cuando un rayo de luz proveniente de la puerta abriéndose me dio en el rostro. Entró silenciosamente mirando a ambos lados, sabía perfectamente quien era, cerré mis ojos haciéndome la dormida, pude percatar de que me miró durante bastante rato y luego se sentó en una banca a mi lado. Podía sentir su respiración muy cerca de mí, podía sentir su vista que no se despegaba de mi rostro y podía sentir sus manos moviéndose nerviosamente enredadas entre ellas. No resistía la tentación de abrir los ojos y mirar su cara, me resistí un momento más hasta que ya fue imposible y lo miré.


miércoles, 10 de noviembre de 2010


First Dance - Capitulo 20




Me quedé luchando contra mis pensamientos para poder dormirme pero no funcionó, quería ver a Ryan, quería que me aconsejara y que me dijera que luego todo estaría bien aun que no fuera así.

Me levanté de la cama esforzándome más de lo común – realmente estoy cansada – pensé luego de hacer un gesto de dolor. Caminé hasta la puerta para ir en busca de Ryan, mis esfuerzos no fueron tan necesarios ya que justo al abrir la puerta él estaba frente a mí con la mirada gacha y en posición de tocar la puerta para abrir.

-         Iba a ir por ti ahora – sonreí nerviosa, el se limitó a hacer un gesto

-         ¿A mi?  - preguntó aprensivo, yo reí entre dientes

-         Claro… a quien más – baje la vista nerviosa sonriendo, tenía miedo de que Ryan siguiera con la idea de ignorarme – Ryan… escucha, lamento haberte tratado mal hoy, sé que no te lo merecías… - dije apresurada, 

Ryan miró hacia ambos lados del pasillo y me hizo retroceder hasta que ambos estuviéramos dentro de la habitación, me quedé mirándolo durante unos momentos hasta que dijera algo

-         No es necesario que todos se enteren – dijo agarrando mi mentón con su mano para levantar mi mirada– eso es solo entre tu y yo – sonrió, por alguna razón desconocida me sentí feliz de sentirlo cerca otra vez, Ryan era como inhumano, jamás se enojaba conmigo o con nadie… o quizá si lo hacia solo que no me lo demostraba.

-         Gracias por ser así conmigo – dije sincera, realmente apreciaba lo que hacía por mi

-         No te preocupes – sonrió para luego besar mi mejilla y caminar hasta mi cama y recostarse – Ahora cuéntame – dijo curioso, lo miré confundida – no te hagas… ¿Por qué andabas tan irritante?

-         Ah… eso –traté de parecer calmada

-         Eh… si, ¿Entonces? – insistió, me quedé callada mientras su mirada no se separaba de mi - ¿Peleaste… con Justin? – trató de adivinar.

-         ¿Cómo lo sabes? – pregunté incrédula, el se quedó callado y trató de sonreír

-         Es lo único que te pone tan mal – dijo finalmente, me quedé callada otra vez, nuestra conversación se ponía incomoda y ninguno de los dos trataba de disimularlo

-         Hay algo más aparte de eso – dije decidida, no quise levantar la vista por miedo a ver su mirada

-         ¿Qué? – dijo serio

-         Nos besamos – dije rápidamente y lo miré

-         ¿Qué tu.. Qué? Que… - titubeó y luego se levantó de mi lado impulsivamente – ¿Cómo me hiciste esto? Otra vez… - dijo tratando de parecer fuerte.

-         Yo… - balbuceé, enseguida me interrumpió

-         ¿Sabes? No respondas, es obvio que tú no quieres estar conmigo – dijo molesto

-         Claro que quiero estar contigo – dije a la defensiva con lagrimas en los ojos.

-         Si claro… y la forma de demostrármelo es besándote con mi mejor amigo… Es obvio que aun te gusta – dijo caminando hasta la puerta para irse, lo detuve inconscientemente sin saber que decir – ¿Qué? – exclamó

-         Perdóname – repetí mirándolo fijamente, se detuvo  a pensar un momento pero optó por quedarse en silencio y salir.

-         Lo arruinaste otra vez Fate -  me dije a mi misma, esto se estaba haciendo algo común en mi. El tiempo había pasado rápido así que ya no podía dormir, tenía que arreglar mi bolso y el resto de las cosas para el primer concierto, y al ser el ‘primer concierto’ todo debía salir bien. Bueno ya nada podía arruinar más mi día.

Entré al baño para cambiarme y en eso tocan la puerta, deje que pasara el rato hasta que quien quiera que sea se fuera, después de todo Caitlin y Andie sabían que estaría durmiendo y Ryan…bueno, simplemente no podía ser Ryan.

Salí del baño y me llevé una gran sorpresa… bueno al parecer si había algo que podía arruinar lo que quedaba de mi día 

- Ándate por favor – dije ignorando cualquiera que fuera de la razón por la que estaba aquí

- No – dijo cortante, devolví la vista hacia él y traté de ser seria

- Como quieras, simplemente voy a ignorarte – respondí inmaduramente,  deje de mirarlo y comencé a arreglar mis cosas

- Fate por favor – alzó el tono de voz

- ¿Qué?! ¿Qué quieres ahora? Creí que había quedado todo claro entre nosotros - me alteré

- Porfavor… - bufó – ¿Las cosas claras?, es lo que menos tenemos – rezongo

- No se tu… pero, yo tengo todo muy claro - insistí, se quedó en silencio mientras caminaba hacia a mi, lo esquivé hasta llegar a la puerta – Deberías irte – dije firme

- ¿Qué fue lo que le dijiste a Vanessa? – preguntó serio

- Solo la verdad – respondí decidida – ¿Qué te dijo

- Ella, llegó llorando diciéndome todo – dijo apenado

- ¿Y que le dijiste? ¿Le-le dijiste la verdad? - pregunté emocionada, tenía la esperanza de que las cosas se arreglen

- Eh yo… - balbuceó, en eso abrieron la puerta impetuosamente, nos volteamos a ver apresuradamente y ahí estaba Vanessa mirándonos enojada

- Justin… ¿Qué estás haciendo aquí? – masculló confundida sin mirarme en ningún momento

- Nada Vanessa… yo ya me iba – dijo un poco nerviosa, yo lo miré confundida, realmente no entendía que estaba pasando

- No hay nada que hacer aquí Justin, yo ya te conté todo – volvió a decir Vanessa ignorándome

- ¡Vanessa espera! – la detuve antes de que se fuera, esquivó su brazo para que dejara de tocarla y me miró alterada

- ¿Qué quieres? – Dijo despectiva – Ya te dije que no quiero que vuelvas a acercarte a mi novio – me gritó, miré a Justin para ver su reacción y ni siquiera se inmuto. Esto era más de lo que podía soportar, Yo le había contado la verdad a Vanessa y si ella ya no quería creer en mí ya no era mi problema.

- No te preocupes, nunca más volveré a acercarme a tu noviecito, ¿Y sabes por qué? – me acerqué unos cuantos centímetros ella me miró confundida y Justin seguía sin hacer nada – Por qué esa persona que te obsesiona tanto – lo apunté - es un poco hombre, alguien que no es capaz de hacerse cargo de sus equivocaciones no merece que lo quieran, pero ya da igual, hace tiempo que eso dejo de ser una preocupación para mí, lo único que lamento es que tu estés cayendo tan bajo como yo – finalicé, ya no me importaba si me iba a  responder algo o no, no quería que me importara,  ahora tenía mis propios problemas con Ryan y no me iba a meter en la relación de mi amiga con Justin.

- Vámonos Justin – Dijo Vanessa tomándolo de la mano y jalándolo hasta la puerta. Levanté la vista antes de que salieran completamente de la habitación,  la mirada triste de Justin se entrecruzo con mis ojos una vez más,  rebalsó el vaso  haciéndome desvanecerme en llanto una vez más.

¿Que tenía él que podía hacer que me humille miles de veces sin que me importe? Jamás me había pasado, había tenido novios antes y había sufrido bastante pero jamás me hubiese humillado por un chico como lo hacía con Justin.

Un fuerte dolor de cabeza me ordenó caer en mi cama otra vez, me extraño el hecho de no ser capaz de sobrellevarlo, pero la verdad lo que menos me importaba era mi salud, mi mente estaba tan llena de problemas sin sentido para cualquiera, pero muy importantes para mí. El hecho de que  mis ojos estuvieran llenos de lagrimas no era lo único que me impedía ver bien, mi vista comenzaba a nublarse de por sí y mi cuerpo dejaba de responder bajo mis estímulos, ignoré cada síntoma extraño de mi cuerpo hasta que simplemente no supe más.